21. PARQUES NACIONALES DEL SUR FINLANDÉS

   Empezamos el mes de septiembre con el regalo de ver por primera vez al Somormujo Cuellirrojo cerca de donde pernoctamos. ¡Qué preciosidad!

   Nuestro 10º P.N. fue el Isojärvi, pequeño y encantador por sus bosques tapizados de musgos y líquenes que cubren las enormes piedras.

   No nos encontramos a mucha gente, solo a una pareja que tenían su tienda al lado de una cabaña con el fuego encendido. Nosotras nos tomamos el bocadillo en unos bancos al borde del lago. No nos bañamos, quizás nos faltaron algunos grados...

   Hicimos un recorrido de 8 km y tardamos 4 horas y media, parándonos para observar aves, mariposas y la cantidad de setas que por allí había.

 

   Una de las riquezas más importante de este país es la madera, sobre todo de pino y abedul. Los troncos cortados y apilados los transportan en un largo tren.

¡Todo lo hacen con madera!

   En el P.N. Seitseminen solo estuvimos comiendo al resguardo de un techado cerca del Centro de Visitantes, que estaba cerrado (en septiembre tienen otro horario más reducido). El paseo no lo pudimos hacer por el aguacero que cayó, pero sí contemplamos un magnífico ejemplar de serbal de los cazadores con frutos en todo su esplendor.

    

   Decidimos ir al noroeste para conocer el P.N. Kauhaneva- Pohjankangas, donde hicimos una caminata de hora y media preciosa, por pasarelas que bordean un lago con cisnes y subimos a una gran torre de observación.

   El 3 de septiembre hizo un día espléndido que nos permitió hacer un buen  sendero circular de 8,5 km en el P.N. Lauhenvuori. 

    Nos gustó la luz de la mañana dando en los pinos separados unos de otros,  la colorida vegetación del suelo con helechos, líquenes blancos, setas y las plantas con bayas de arándanos que comimos. También vimos unos enormes hormigueros y arañas que colgaban de los árboles y se nos subían a la cabeza... menos mal que no picaban, pero era molesto.

   Al llegar al lago, las nubes de algodón en el cielo azul se reflejaban en el agua. ¡Qué maravilla!

   Nos fuimos hacia la costa cerca de Pori y dormimos al lado de una playa con muchísimas aves, sobre todo Chorlitejo Grande y Correlimos.

  Llegó un reducido grupo de escolares con tres profesoras para hacer un estudio de la playa y recogieron muestras del suelo con rastrillos. Nos gustó ese paseo que nos dimos tan temprano.

   Nos trasladamos a una reserva natural con 4 observatorios distribuidos a lo largo de senderos con pasarelas donde encontramos arándanos y frambuesas salvajes. Entre otras aves, vimos un Pito Negro y bandadas de Barnaclas Cariblanca posadas en la orilla que cuando levantaban el vuelo, oíamos sus estridentes voces como una jauría de perros ladrando.

  Entre tantos Parques Nacionales, no quisimos dejar de conocer la pequeña ciudad costera de Rauma, que tiene un magnífico centro histórico, con casas y palacetes de colores pasteles y calles adoquinadas. Estaba desierta y todo cerrado por ser más de las seis de la tarde, una pena, porque es famosa por su artesanía y cerámica. En la Edad Media las encajeras de esta ciudad no obedecieron la orden del rey Gustavo Wasa, de mudarse a Helsinki para impulsar la industria de la capital. Consiguieron que Rauma fuera un importante centro comercial, gracias a la afición europea por los sombreros con encajes. Del puerto sale todo el papel finlandés hacia el mundo entero.

   Esa noche dormimos al lado de la playa de Reila, hicimos un fuego y tuvimos una bonita velada bajo las estrellas. A la mañana siguiente llovió fuertemente por lo que hasta después de comer, no pudimos hacer un sendero de 6 Km paralelo a la costa, atravesando bosques con algunos árboles diferentes, como el aliso y el serbal de los cazadores.

   En el P.N. Puurjärvi- Isosuo, situado en el este, caminamos con lluvia hasta dos observatorios. Vimos muy de cerca a una pareja de Aguilucho Lagunero cazando. ¡Cómo levantaban a los patos cuando se acercaban para coger peces!

   Nuestro 15º P.N. fue el Kurjenrahka, por el que nos dimos un paseo muy tranquilo, con la paz que caracteriza estos bosques y lagos. La tarde se puso muy buena y vimos setas de todos los colores y tamaños. ¡Qué pena no entender y no poder coger las comestibles!

   Conocimos a Patricia y Javier, de Zaragoza. Ella enfermera y él bombero. Se alojaban en una cabaña con barca y sauna incluidas. Estaban disfrutando mucho de las instalaciones de este país.

  

                  

   Otro P.N. que visitamos fue el Torronsuo, donde hicimos una caminata de 10 Km. Cruzamos un pantano y más adelante nos adentramos en un espeso bosque. No importa la lluvia y el frío, la gente camina incluso en manga corta, eso sí, muchas terminan comiendo salchichas en los fuegos.

   ¡Qué mañana de domingo tan perfecta pasamos! Hicimos un magnífico recorrido de 7 Km por el P.N. Liesjärvi, donde pernoctamos. Íbamos en silencio para percibir los sonidos del bosque, el crujir de los viejos troncos, el temblor de las hojas del abedul, el picoteo del Pico Picapinos y los trinos de los pajarillos. El olor a tierra mojada y el variado colorido de las setas, hicieron que este paseo fuera inolvidable.

          

    Llegamos a la granja Korteniemi, que desde hace más de un siglo sigue funcionando de forma tradicional, conservándose todo tal como vivían el guardabosques y su familia antaño.

   Las trabajadoras nos invitaron a participar de las labores, separar el grano del centeno, hacer carbón o recoger las hortalizas del huerto. Nos quedamos a almorzar una rica comida casera, escuchando música de acordeón. ¡El entorno no podía ser más bucólico! Nos dio pena irnos de allí, pero el viaje continúa...

   En el P.N. Teijo, tuvimos la suerte de asarnos unas patatas y salmón en una hoguera techada mientras llovía, después de hacer un precioso sendero por el bosque alrededor de un lago, con grandes piedras lisas con algunos hitos. Vimos varias aves y ninguna persona.

    Este Parque Nacional está situado en la costa suroeste entre varios pueblos dedicados a la herrería. Al igual que muchos parques, está dotado de centro de visitantes, embarcadero, casas con sauna y sala de estar con estufa.

   Por la tarde nos trasladamos al P.N. Nuuksio, muy cerca de Helsinki. Para llegar cogimos una autopista con túneles, ¡cuánto tiempo que no pasábamos por uno! Nos dio tiempo de hacer un paseo hasta un lago con nenúfares y una luz preciosa. Es un bosque con zonas de piedras altas con musgo, algunas hayas y álamos temblón.

  Nos quedamos a dormir en el aparcamiento y por la mañana hicimos otra caminata más larga por otro sendero, en manga corta porque hacía 26ºC. Aquí pasamos del frío y lluvia, al sol y calor en un momento.

  Paseamos por lagos, piedras redondeadas y mucho bosque, donde observamos muy bien al Pico Picapinos, fácil de encontrar por el sonido de su picar en el tronco muerto del pino.

  Nos paramos en un centro de naturaleza en el mismo P.N., llamado Haltia, en el que había exposiciones, tienda y restaurante, donde comimos muy bien con buffet libre.

  El 10 de septiembre visitamos nuestro 20º y último Parque Nacional de Finlandia, el Sipoonkorpi, al este de Helsinki, y tan solo a media hora del anterior. Al estar tan cerca de la capital, estos dos parques están bastante concurridos.

   Hicimos un recorrido de una hora y media por el bosque, con colores otoñales, ¡cómo van cambiando las hojas!

 Dimos la vuelta alrededor del lago por una pasarela al borde del agua, donde vimos cómo pescaban truchas asalmonadas.

 A la vuelta, Pilar y Maky se pusieron a hacer yoga, en el suelo bajo los altos árboles. ¡Qué maravilla!

Aquí señalamos los Parques Nacionales de Finlandia que hemos visitado.

    Nos vamos para Helsinki, nuestro último destino por los países nórdicos, y fin de nuestro viaje.