19. LAPONIA FINLANDESA


   Aunque hemos cambiado de país, seguimos por tierras laponas y parecidos paisajes, grandes extensiones de bosques de pinos, abetos y abedules, con muchos renos y pocos habitantes.




   En Kaamanen, al norte de Finlandia (Lapland), hay un restaurante con un comedero de pájaros, donde pudimos disfrutar viendo muchísimos de ellos desde muy cerca a través del ventanal. ¡Nos volvimos locas de contentas! Esto lo conocimos gracias a Santi y Alex, que nos informaron de varios sitios de avistamiento de aves.





   Fuimos a Inari, donde está el Parlamento Sami. Los samis, como todo pueblo indígena, con peligro de perder su indentidad, están fomentando y recuperando su cultura con actividades como el festival de música y cultura sami al que asistimos en la noche del sábado 17 de agosto. Fue muy curioso ver los trajes típicos que llevaban tanto hombre como mujeres.
   Dentro del edificio del Parlamento asistimos a un concierto poético, traducido en inglés en una pantalla. 
   En el exterior había tipis con artesanía sami, un concurso de lazos para coger renos y buenos conciertos. Nos gustó especialmente el de un sami ruso, Aydar Churupov, que tocaba varios instrumentos y cantaba con varios registros de voz.
    Allí cenamos una pitaka de carne de reno muy rica.









   Aquí tenéis una muestra del festival de música sami.











   Cerca de Inari, a 16 km, visitamos "El Nido del Oso", y tras subir una larga escalera, llegamos a una roca hueca (Tafoni), la mayor de Finlandia y la única en el mundo que se ha desplazado de su base original en la última glaciación. Entramos en ella agachadas y dentro nos pudimos poner de pie. ¡Qué sensación estar dentro de una roca!









   El primer Parque Nacional que conocimos fue Lemmenjoki, el mayor de Finlandia, donde anduvimos durante dos horas por el bosque, fundamentalmente de pinos altos y antiguos, muchos de ellos caídos. Cresteamos por las cimas de las colinas donde vimos un reno y unas enormes oquedades con vegetación que se formaron por los glaciares.
   Allí nos encontramos a Neta, una joven finesa que hablaba perfectamente el español por haber estudiado en Argentina. Nos aconsejó que fuéramos a conocer otra parte de ese P.N. en barca, cosa que hicimos al día siguiente.







   Tardamos hora y media en la travesía de 20 km en barca por el río Lemmenjoki. En dos ocasiones, tuvimos que bajar y caminar un poco las 10 personas que íbamos,  porque había unos rápidos con poco fondo. 
   Llegamos a Kultahamina, una zona del río donde se extrajo por primera vez oro. Vimos lo que queda del antiguo asentamiento para su extracción. 








   Seguimos andando unos 4 km hasta Morgamoja, donde había zonas para acampar y varias cabañas, algunas cerradas con llave porque eran para alquilar a bajo precio y otra que era libre. En esta última nos refugiamos de la lluvia  después de comer en unos bancos  fuera, hasta que llegó una familia finlandesa con una bebé de un año y su hermano de 4 años, que iban a hacer noche allí.





   El regreso a pie fue un despertar de los sentidos, el bosque mojado por la lluvia olía bien y el verde con trazos amarillos anunciaba el inminente otoño. Nos secamos y calentamos en el fuego que hicimos dentro de un tipi cerca del embarcadero, era la primera vez que hacíamos un fuego.
    La vuelta en barca, aunque con bastante lluvia, nos gustó por el paisaje, la tranquilidad del agua y la destreza del barquero pasando los rápidos, a favor de la corriente, sin tener que bajarnos de la barca.
   Llegamos mojadas y con frío, que nos quitamos con una buena sopa bien caliente en el bar junto al embarcadero.







    El P.N. Pallas- Yllästunturin, al oeste de Lapland, tiene un centro de visitantes con una pequeña exposición de animales, y después de comer, nos pusimos a andar por un sendero de 9 km. En el mismo aparcamiento había una manada de renos muy quietos y algunos se dejaron acariciar.







    No había pasado ni media hora cuando empezó a llover y una tormenta se acercaba. Decidimos continuar hacia la cima de la montaña y allí nos cogió bien la tormenta. Tardamos 3 horas y llegamos mojadas pero contentas y la recompensa fue un hermoso arco iris.









   El tercer Parque Nacional que visitamos fue el Pyho-Luosto, y aunque durante todo el viaje hubo fuerte lluvia, tuvimos suerte y cuando llegamos cesó de llover. El Visitor Center tiene una buena exposición geológica y biológica del parque. Por la tarde recorrimos 9 km. durante 3 horas por pasarelas de madera que atraviesan zonas pantanosas de marisma con turba, hasta una gran torre de observación, allí vimos varias Lavanderas Boyera. A la vuelta pasamos por una urbanización y una estación invernal con telesillas y pistas de esquí, ahora verdes.







    El paisaje de Lapland es fundamentalmente de bosques boreales o taigas, la mayoría de pinos, abetos y abedules. Los pinos son enormes, las ramas les salen altas y algunos abetos más bajos y verdes se esconden tras los troncos desnudos de los pinos. La corteza del tronco de los abedules parecen papel dibujado, todos diferentes que los hacen singulares, es como su huella digital. ¡Son hermosos!






   Más al sureste, muy cerca de la frontera con Rusia, se encuentra el P.N. Oulanka, que tiene tres entradas. En la del norte, visitamos el pequeño Centro de Interpretación. En la entrada del medio hicimos un recorrido al lado de un río con rápidos y cascadas impresionantes. El río baja con tanta fuerza que ha formado un gran cañón.






   Pasamos la noche en el aparcamiento de la entrada sur del P.N. cerca de Juuma. ¡Qué lugar tan increíble! Vimos un espectacular atardecer en el lago. 
   Por la mañana hicimos una ruta de 12 km llamada "El Anillo del Osezno", un sendero fácil que atraviesa un valle fluvial y humedales, con magníficas pasarelas y puentes colgantes. En algunos solo podía pasar una persona.






  Entramos en un molino antiguo convertido en cabaña, donde se puede pernoctar libremente.
    Esta ruta forma parte de otra mayor de más de 50 km, llamada "El Anillo del Oso", que es una de las más antiguas y conocidas de Finlandia, por lo que estaba concurrida.
   Allí conocimos a tres jóvenes catalanes, Luis, Xavi y Pau. Nos alegramos de hablar con ellos, ya que la mayoría de la gente eran finesas o rusas. Viajaban en coche alquilado y también les gustaban las caminatas por los Parques Nacionales.







    Muy cerca del anterior está el P.N. Riisitunturi, donde pernoctamos en el aparcamiento. Al día siguiente paseamos bajo la lluvia por un paisaje de taiga con colores otoñales, amarillos, rojizos, pardos y verdes. Vimos 5 Lagópodos que salieron volando al oírnos. Llegamos mojadas a una cabaña y tomamos fruta. ¡Qué confortables, bien dotadas y preparadas están estas cabañas! No nos extraña que haya tantas personas que las utilicen y que sigan construyendo otras nuevas.










   Esa misma tarde fuimos a la Reserva Natural Auttiköngäs, con una gran cascada por donde bajaban antiguamente los troncos de los árboles, utilizando una estructura de madera que aún se conserva. Seguimos el río encajonado por unas pasarelas de madera deterioradas, pero las están cambiando por otras de metal con parte de madera para los perros. ¡Estos finlandeses piensan en todo!
Había un observatorio donde esperábamos ver alces, pero no fue posible.








   Tantas ganas teníamos de ver alces, que tuvimos que recurrir al zoo de Ranua para verlos. Entraron José Ramón y Maky, pues Paco y Pilar ya lo habían visto en otro viaje. Además de alces, vieron otros animales de esta zona, como el Escribano Cerillo que en libertad posaba en una valla.






   Una ciudad que nos gustó fue Rovaniemi, capital de Lapland, por donde pasa el Círculo Polar Ártico a 8 km y que según la leyenda, es donde vive Santa Claus.
   Rovaniemi fue destruida en la II Guerra Mundial y reconstruida por el aquitecto finés Alvar Aalto, que diseñó la ciudad inspirándose en una cabeza de reno, donde las calles forman las astas.
   Nos hizo buen tiempo (unos 18ºC). Entramos en la magnífica biblioteca al lado del teatro y el ayuntamiento. ¡Qué armonía arquitectónica! Paseamos junto al río y comimos en un restaurante self-service muy bueno.









   En los alrededores se encuentran las "Calderas del Diablo", cerca de Rautiosaari.  Son pozos circulares formados por glaciares hace 10.000 años por el agua del deshielo. El hueco mayor mide 15 m. de profundidad y 8 m. de diámetro. ¡Impresionantes!




¡Seguimos nuestro viaje bajando por Finlandia!

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