18. LA CANTINA CARACOLA

   En esta entrada vamos a tratar sobre nuestra gastronomía viajera, qué, cómo y dónde comemos. Es importante una buena alimentación para tener suficiente energía y disfrutar del largo viaje.

   Empezamos por el desayuno, que cada pareja lo hace en su furgoneta. Frutas, tostadas, salvado de avena, infusiones y café. 

   A media mañana nos tomamos una fruta, normalmente plátano o manzana, pues son más fáciles de llevar y comer.

   El almuerzo y la cena, lo normal es que las hagamos en la Caracola (furgo de Pilar y Paco), pues la mesa es un poco más amplia.

   Hace ya tiempo, que se nos acabaron las comidas que trajimos hechas desde Sevilla, por cierto, nuestro agradecimiento a Carmina y a Carmela por las exquisitas comidas que nos prepararon y que tanto disfrutamos y festejamos.

   Ahora compramos los alimentos en los supermercados y los elaboramos en las cocinas de las furgos indistintamente. Solo si hay que hacer pescado o carne a la plancha, lo hace José Ramón fuera, en la cocina de camping gas.

   Nuestra dieta fundamentalmente es a base de verduras (calabacín, calabaza, berenjena, zanahoria, tomate, guisantes, habichuelas, hinojo, apio, puerro, patata, pimiento, cebolla, ajo...), arroz, pasta, cuscus, lentejas, garbanzos, huevos, pescado (por supuesto salmón y bacalao) y carne de pollo y ocasionalmente de cerdo, reno y alce.

   Nuestros almuerzos son de dos platos: ensaladas variadas y el plato principal, más la fruta (unas la toman antes y otras después de comer). La mayoría de la fruta es importada, aunque las fresas y manzanas las hemos comprado del país.

   Las cenas son más ligeras: revueltos, sopas calentitas, pescado, queso, aguacate, paté, tortilla, o alguna chacina nórdica, como salchichón de reno y alce y el corazón de reno que nos regaló Xavi.

   Cuando paramos en un camping para lavar la ropa, aprovechamos para hacer las comidas más elaboradas, lentejas, puchero, aliños de patatas .... y después congelamos para ir sacando más adelante.

   Algunas veces en ciudades hemos comido en restaurantes. En los países nórdicos y especialmente en Noruega, comer fuera es bastante caro. Así que cuando lo hemos hecho, ha sido en pizzerías, turcos o griegos.

   Hay que resaltar que los lugares donde comemos son preciosos, rodeados de naturaleza y cuando el tiempo lo permite, sacamos la mesa y sillas o usamos los bancos de madera que hay en muchas áreas de descanso. La verdad es que no podemos quejarnos de las vistas de nuestros restaurantes itinerantes.

   Otras veces nos llevamos un bocata, fruta y frutos secos cuando hacemos un sendero largo y no nos da tiempo de llegar a comer a buena hora. ¡Qué maravilla poder contemplar esas vistas mientras comemos!

   Recorrer estas costas de un mar tan rico, nos incita a probar algunos de los alimentos que nos ofrece generosamente. Recolectamos lapas, bígaros o los exquisitos mejillones, para después saborearlos en algún almuerzo o cena.

De momento, José Ramón solo ha pescado una vez con éxito. ¡Qué rico nos supo!

   Otros sitios donde hemos cocinado y comido han sido en los espacios techados con mesas y bancos alrededor de un  fuego, con parrillas, barbacoas y utensilios de cocina. Disponen de leña seca de abedul con hacha y sierra para trocearla. Son muy frecuentes en los parques nacionales y naturales y los pueden disfrutar todo el mundo gratuitamente. ¡Qué idea tan magnífica!

   También estamos degustando los panes y la repostería, que es muy parecida en estos países nórdicos. ¡Cómo hemos disfrutado, especialmente José Ramón y Paco!