15. POR LA CARRETERA DEL ATLÁNTICO

    Los Trolls son unos seres mágicos de la mitología nórdica que habitan los bosques.
   Así se llama también la empinada y sinuosa carretera que bajamos con muchísimas curvas y fantásticas cascadas, con unas vistas espectaculares del valle y con un tiempo lluvioso.
   Paramos para ver de cerca un encajonamiento de un río a través de pasarelas metálicas, llamado Gudbrandsjuvet.







   La carretera del Atlántico va por la costa entre islas a través de puentes, túneles y transbordadores.
    Los núcleos de población no son como los del sur, sino que la gente vive más dispersa, las casas están muy separadas unas de otras y solo en algunos sitios hay un supermercado, una gasolinera y poco más.
  Hicimos una parada para comer en la isla de Geitoya, degustamos las exquisitas fresas que cultivan en este país y venden en puestos por la carretera. Luego dimos un paseo hasta lo alto de una cima viendo preciosas vistas.









    Al día siguiente, lunes 22 de julio, vimos el sol y aprovechamos para lavar la ropa en un camping en Orkanger, además de hacer comidas para congelar y adelantar el blog. Tras la cena dimos una vuelta al lado del río.





    La encantadora Trondheim es la 3ª ciudad del país y un importante puerto del Mar del Norte. Tiene grandes avenidas, casas antiguas y palacetes en el centro histórico. Sobre el río Nidelva que la cruza, hay casas palafitos de variados colores y un puente peatonal de madera, el Gamle Bybro, del año 1861, que se construyó sobre otro más antiguo del 1681. 
  Su catedral gótica impone, sobre todo la fachada principal donde se ven numerosas figuras de personajes bíblicos, reyes y obispos noruegos esculpidas a principio del siglo XX. Es el mayor edificio medieval de Escandinavia.
   Del Palacio Arzobispal, del siglo XII, solo visitamos el patio.
   








   Para llegar a la isla de Leka tuvimos que coger dos transbordadores con muy buen tiempo. Esperando al que nos llevó a la isla, Pilar y Paco vieron el primer  pigargo volando... ¡qué emocionante fue ver este águila marina!
   Ya en la isla nos dirigimos hacia el noreste e hicimos un recorrido por un sendero hasta un gran observatorio donde avistamos algunas aves, pero el pigargo no se dejó ver...







   En un cartel leímos que en el año 1932 un pigargo se llevó a una niña de tres años y medio hasta lo alto de una colina (este lugar lo vimos por estar señalizado). Tres hombres la rescataron viva tras siete horas de búsqueda.
   Dio la casualidad que conocimos al hijo de uno de los rescatadores. Es un isleño de 92 años, Sten, que iba con su mujer y su hija Karen María a ver la puesta de sol, justo donde estábamos cenando. Él nos contó la historia, tenía 5 años y recordaba muy bien todo lo que pasó aquel día y la preocupación de toda la gente de la isla.
    ¡Qué encuentro tan fantástico! Karen María fue muy simpática y hasta bailó una sevillana porque estaba recibiendo clases de flamenco con una malagueña en Oslo, donde viven los tres.





   Después de dormir muy bien en ese tranquilo lugar, nos dimos un paseo por rocas cerca del mar que no fue fácil de andar. Paco divisó un pigargo posado a lo lejos y decidimos acercarnos para verlo más cerca y poder fotografiarlo mejor.
   También fuimos a visitar una cueva, pero no logramos entrar porque estaba cerrada, menos mal que el camino nos gustó aunque hacía bastante calor.





      
   Teníamos tanta calor (más de 30ºC) que nos fuimos a bañar a la playa del sur de la isla, llamada Ardalssand. Una gran playa de fina arena y rocas a los lados. El agua estaba helada, muy transparente y con algas laminarias. ¡Qué bien nos sentó el baño y el bocata bajo la sombrilla!
    Como José Ramón no conseguía pescar con la caña, se dedicó junto con Maky a coger lapas y bígaros, que nos comimos esa misma noche en otra isla, llamada Kvaloya.






   Cogimos la carretera del interior y paramos a la salida de un túnel  en una de las muchas áreas de descanso que tiene, dotada de buenos servicios, contenedor de basura y mesas con bancos. Y lo mejor de todo, la impresionante vista que tenía. La gente descansa en estos lugares y respeta los bajos límites de velocidad, quizás por ello no hemos visto ni un solo accidente de tráfico.
   En Mosjoen paramos a comer al lado del río, y nos dimos un paseo por los alrededores. ¡Qué lugar tan tranquilo!






   Nuestra siguiente parada fue en Mo i Rana, donde nos quedamos a dormir en un aparcamiento. Nos gustó la ciudad y la vuelta que nos dimos por el puerto y la zona más antigua, con casas de diferentes colores. Su nombre originalmente era solo Mo, pero más tarde se le añadió el resto para indicar su situación en el interior del fiordo Ranafiord. La gran escultura de granito de una persona dentro del agua, nos pareció bastante curiosa.
   Cenamos en una pizzería y nos quedamos heladas al ver lo que costaba una cerveza (10,50 euros), aún así, nos la tomamos...





   Desde Mo i Rana cogimos de nuevo la carretera del Atlántico y en Kilbogham  cruzamos en ferry durante una hora hasta Jektvik. Fue una travesía preciosa, con las montañas sobre el fiordo como si emergieran del agua... y al fondo, los glaciares.  Pasamos por segunda vez en nuestro viaje el Círculo Polar Ártico, ¡pero estábamos a más de 30ºC!





     Paramos a comer al lado de un fiordo donde nos dimos un baño los cuatro. ¡Qué refrescante! No nos imaginábamos que íbamos a pasar tanta calor en Noruega.
    Desde la misma carretera contemplamos los magníficos glaciares del P.N. Svartisen. 
  





   Pasamos por varios túneles, uno de ellos de 8 km, para llegar a nuestro lugar para pasar la noche, cerca de Reipa, viendo el mar y la montaña. Disfrutamos de la espectacular puesta de sol (sobre las 12 de la noche) y del zorro que nos encontramos. 





¡Y mañana nos vamos a las islas Lofoten!

























Comentarios

  1. Viajeras, magnífico reportaje, me da la sensación al leeros que estamos en otro mundo, donde todo es paradisíaco...al menos quedan paraísos!
    La temperatura tan alta sí es preocupante, a ver si conseguimos parar este despropósito!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Que envidia me dais, todo espectacular, de los paisajes que puedo decir, creo que son únicos y más para los del Sur. Me alegro un montón, José Ramón ya hablaremos cuando esteis por aquí. Abrazos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares