3. COPENHAGUE

  Llegamos a Copenhague el lunes 27 de mayo por la tarde. Solo nos dio tiempo de buscar un área de autocaravanas, y la encontramos al sur de la ciudad. Nos gustó el trato amable de Magnus, un chico muy joven que abrió este área dos días antes de nuestra llegada. 

   Para ir al centro teníamos que coger un tren en una estación a 800 m. del área. El primer día, no supimos cómo sacar los billetes, menos mal que un señor mayor se ofreció a ayudarnos.

   La ciudad nos pareció muy interesante, por su dinamismo cultural y social. Había muchos museos, exposiciones y festivales. Coincidimos con uno y vimos la movida juvenil callejera.

   La gran mayoría de las personas se trasladan en bicicleta, parece que el coche es la alternativa a la bici. Las hay de todo tipo según las necesidades, y todo está preparado para su correcta circulación: carriles bici, semáforos, señales, aparcamientos, incluso vías para subir escaleras .

   El centro histórico es ideal para recorrerlo andando, como lo hicimos nosotras.

  Empezamos por el ayuntamiento, donde nos dieron planos e información. El edificio nos sorprendió por su belleza y por su funcionalidad, ya que lo utilizan también para eventos populares. Está situado en una gran plaza y una enorme fuente. 

  Paseamos por Nyhavn, un antiguo paseo marítimo con un canal, lleno de restaurantes con veladores en la calle. Algunos barcos convertidos en restaurantes y teatros. Era un regalo a la vista el colorido y la luminosidad de sus casas y la vida bulliciosa que le daba un encanto especial.

   Una visita obligada fue la famosa escultura en bronce  de la Sirenita, símbolo de la ciudad.  Fue realizada por el escultor danés Edvard Eriksen.

 

   Muy cerca de allí se encuentra la fuente de Gefión, que cuenta con un gran grupo de animales inspirados en la legendaria diosa Gefjun de la mitología nórdica.

   En el parque Churchill está la iglesia anglicana St Alban´s Church. Típica inglesa, ya que la construyeron para la congregación anglicana en la ciudad en el siglo XIX.

   Pilar y Paco subieron a la torre redonda Rundetaarn, desde donde vieron bonitas vistas y una exposición en el interior sobre el color. 

 

  Al día siguiente fuimos al centro sin ningún problema. Visitamos la fantástica biblioteca pública en un edificio muy moderno con enormes cristaleras, llamado Diamante Negro.

 

    Nos sorprendió mucho la torre de la iglesia Saviour`s Church, con las escaleras exteriores en su torre. Desde arriba vimos bonitas vistas de Copenhague.

 

 

   Un barrio bastante particular es el de Christiania, una comuna independiente y libre. Allí no hay leyes, vale todo. Muy hippie  y con grafitis por todos lados. Están prohibidas las fotos en su interior, pero hicimos esta.

   Dejamos para el final el Jardín Botánico, y aunque no lo vimos entero porque es enorme, sí lo disfrutamos viendo y oliendo las plantas con sus flores. 

   Nos ha encantado este país por su belleza, la tranquilidad, la limpieza, el orden, la educación y amabilidad de su gente. Hemos apreciado la igualdad social, tanto en las zonas rurales como en las ciudades. Se nota que este país piensa en lo colectivo y en lo común, atendiendo sobre todo a la infancia y a los mayores y un gran respeto al medio ambiente.

   Todo está bien preparado para disfrutar.  En todos sitios hay áreas de descanso con barbacoa, leña ya cortada, juegos infantiles, servicios super limpios y fuentes de agua exquisita.

  Se dice que Dinamarca es el país con el índice más alto de felicidad, y lo hemos constatado.

   Este ha sido nuestro recorrido por Dinamarca.

         ¡Os esperamos en Suecia!